El caso del pudú atacado en el sur del país por una jauría puso en vitrina la efectividad y los avances de la Ley 21.020. María José Ubilla, subdirectora de la Escuela de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales (ECA3) de la Universidad Estatal de O’Higgins, explica que ha habido avances, pero existe falta de recursos para la fiscalización y la aplicación real de la ley.
La muerte de un pudú, hace algunos días, producto del ataque de una jauría de perros, en el sur del país, puso las alarmas sobre el control efectivo que se tiene de los animales domésticos y pone en jaque el avance de la ley de Tenencia Responsable de Mascotas para evitar que la fauna silvestre chilena se vea afectada por la presencia de perros y gatos en sectores que no les corresponden y sin una supervisión de sus dueños.
María José Ubilla, subdirectora de la Escuela de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales, ECA3, de la Universidad Estatal de O’Higgins, y presidenta nacional del Colegio Médico Veterinario, explica que el impacto en la fauna del ingreso de perros y gatos domésticos en sectores que no les corresponden y sin una supervisión son múltiples.
“Está demostrado científicamente que -por ejemplo- los gatos pueden transmitir enfermedades virales a las güiñas, que es un felino silvestre chileno, causando enfermedades que son más predominantes en gatos domésticos. Lo mismo pasa con la transmisión de enfermedades de perros a zorros, como enfermedades virales, micóticas (hongos) u otras. El solo hecho que la fauna silvestre pueda ser perseguida por gatos o perros genera un estrés en la fauna silvestre, puede provocar que los animales se pierdan de su área de campeo, que dejen a las crías, por lo tanto, hay varios impactos que no tienen que ver solo con la transmisión de enfermedades”, explica la médica veterinaria.
La presidenta nacional del Colvemet añade que las medidas -para evitar este tipo de situaciones, como la ocurrida con el pudú- debiesen ser impulsadas a través de una política pública coherente que articule “distintas instituciones que tienen que ver con la tenencia responsable, la protección animal, la protección del medio ambiente y de la fauna silvestre, pero lamentablemente eso se ha dado de forma muy desordenada”.
“Hoy existe una estrategia nacional de tenencia responsable y biodiversidad que la ha impulsado la Conaf, en conjunto con el Colegio Médico Veterinario, el SAG y otras instituciones, pero para que exista una prevención a estos impactos negativos de los animales domésticos debe también existir educación ciudadana muy coherente, por ejemplo en satisfacer las necesidades no solamente físicas sino que también mentales de los perros y gatos domésticos, para así evitar que estos animales deambulen o busquen insertarse en espacios que no les corresponden, como áreas protegidas u otras donde existe fauna silvestre”, puntualiza la experta.
Agrega que, junto a ello, debe existir “la esterilización de perros y gatos, ya que es muy necesaria”, pero además “incorporar realmente el concepto que las mascotas deben estar permanentemente bajo supervisión o en lugares que impidan la salida de estos animales sin la supervisión adecuada. Es importante que exista este concepto de que los gatos deben vivir con un estilo de vida indoor y los perros, si van a salir, a realizar algún tipo de ejercicio, deben salir siempre bajo supervisión”.
Sobre la implementación de la Ley de Tenencia Responsable, María José Ubilla explica que “sí ha habido avances, por ejemplo, en la identificación y registro de perros y gatos en la plataforma nacional de registros de mascotas. Sin embargo, es lamentable que aún no se subsane uno de los artículos de la Ley de Tenencia Responsable que permiten la identificación de los animales por un método indeleble, como es la placa identificatoria”.
Agrega que la ley nuestra lo permite, “por lo tanto si existen animales que están identificados y registrados a través de este método, es posible que, en el caso que ocurra una fiscalización, sea fácilmente quitable esa placa, de manera que no quede ese animal asociado a un responsable, en el caso que haya impactado -por ejemplo- la fauna silvestre o haya generado molestias a terceros”.
La experta puntualiza que eso es algo que se debe subsanar y que, tanto el Colegio Médico Veterinario como distintos académicos e investigadores, han transmitido a las autoridades.
La médica veterinaria puntualiza que, por otro lado, faltan recursos para la fiscalización y la aplicación real de la ley. “La fiscalización recae en los municipios y estos -más de 300 a lo largo del país- tienen realidades muy distintas, tanto en recursos económicos como humanos, y por lo tanto muchos se ven imposibilitados de realizar una real fiscalización”.
“También se debe trabajar en los programas gubernamentales del control sobrepoblacional. En el caso de perros y gatos es el programa Mascota Protegida el encargado de ese tema y es un programa que depende de la Subdere y que se implementó en el año 2017. Desde ahí hasta la fecha ha ido en constante disminución en cuanto a recursos para sostener el programa. Al día de hoy, cuenta con menos de la mitad de los recursos que se tenían en sus inicios. Eso es muy preocupante porque sin esos recursos es imposible lograr una política pública coherente”, finaliza la presidenta nacional de Colvemet.