La portada del Diario Financiero del martes 7 de julio, nos señalaba que el cobre se desploma y que estaría cayendo a su menor precio en cinco meses, US$2,52 la libra. Lo anterior lo entendemos debido a la inestabilidad que ha presentado el metal, cuya sensibilidad depende principalmente de la economía de Estados Unidos, Eurozona y China. Es por esta razón que la empresa minera deberá asumir grandes desafíos, en primer término por la disminución de las leyes del cobre, el aumento de la dureza del mineral, mayores profundidades de extracción, largos traslados del mineral, aumento del costo y menor disponibilidad de los recursos relacionados con la energía y el agua. De igual forma no podemos dejar de mencionar mayores requerimientos ambientales y sociales de las diferentes comunidades y grupos de interés donde funcionan los distintos proyectos. De esta forma, la gran, mediana y pequeña minería del cobre en su fase operacional, deberá afinar el proceso productivo, para así tener mayor control de los costos e interferencias que gravan los resultados, considerando los altos riesgos para la seguridad y salud de las personas que esta actividad conlleva. En este escenario, la gestión de Prevención de Riesgos Mineros es una excelente inversión, disciplina que cada vez está adquiriendo un mayor protagonismo en este importante rubro, pues lo primordial siempre será velar por la salud y seguridad de los trabajadores, como también de los activos y las instalaciones productivas, evitando así la ocurrencia de accidentes, lo que indudablemente traerá consecuencias que pueden afectar seriamente el negocio minero y la continuidad del éste. Juan Pablo Fernández Jefe de Carrera Área Minera Santo Tomás Rancagua.
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